Aquí os adjunto un relato que escribió un cliente con el que he vivido momentos muy especiales:

Hace menos de un mes que conocí a Fosca. Quedamos primero un viernes al mediodía en un apartamento para encuentros clandestinos, algo fuera del circuito habitual. La primera cita de dos horas no iba en principio a ser tan distinta de cualquier otra, si no fuera porque en las semanas anteriores ya habíamos intercambiado múltiples emails, y ya intuíamos que entre nosotros podía haber “química”.

Resulta que además de química, hubo física. También hubo literatura, filosofía, matemáticas, lenguas, sociales….. Todas las materias condensadas en ciento veinte minutos, parece mentira, pero juntos sacamos un sobresaliente en todas o casi todas las asignaturas.

Tanto es así que desde entonces nos hemos vuelto a ver en tres ocasiones, y lo hemos hecho bien, han sido tres noches completas juntos.  Cuando digo “completas” lo digo con una sonrisa, porque si bien he quedado en otras oportunidades con otras geishas por la formula de noche completa, siempre acabábamos durmiendo algunas horas después del desenfreno físico y emocional.

Con Fosca apenas ha sido el caso.  En el útimo mes acumulo tres noches de sueño atrasado, irrecuperable. No se muy bien qué tiene esta mujer pero me está transformando. Sigo siendo como antes un amante tierno, sensual y emotivo, pero ahora también siento que soy un poco conejo. Con esta mujer me ocurre un auténtico frenesí sexual, a Fosca simplemente me cuesta mucho sacarle las manos de encima.

Lógicamente ello se debe en gran medida a su físico extraordinario, su cuerpo me fascina, y además la atracción crece a cada vez que nos desnudamos y juntamos nuestros cuerpos uno contra el otro.  Pero hay más, hay mucho más.

Tengo la vanidad de creer que el deseo es mutuo, reciproco, correspondido. Siento que más allá del servicio de escort, la Mujer que se encuentra detrás de la profesional también se deja ir conmigo a la inspiración del momento, y juntos entramos en una espiral ascendente que parece no tiene final.

Se ha escrito mucho pero se sabe bien poco sobre los mecanismos de la atracción entre dos seres. Lo único que sé (o al menos creo) es que tengo la suerte de haber establecido una cierta sintonía con una mujer extraordinaria, que hace de la entrega su modus vivendi.

Fosca es una increíble profesional, atentísima a todas las necesidades de su cliente, sin perder por ello su frescura y su espontaneidad. Es a la vez una amante dulce y cariñosa, y un volcán de pasión desenfrenada.  Aviso a los volcanólogos, sus erupciones son espectaculares, únicas.

Llevo tres semanas intentando escribir un relato de nuestra primera cita, como homenaje a la Escort principiante que es Fosca. Pero ya me es casi imposible concentrarme en las sensaciones de aquella primera vez, de tanto que me han marcado las tres noches que hemos vivido juntos desde aquel entonces.

No entraré en aquellas consideraciones sentimentales que son solo mías, que pertenecen a mi esfera íntima. Pero si quisiera compartir en este foro lo que ocurrió hace unos días, en nuestra ultima cita. Por razones logísticas le propuse a Fosca que pasáramos una noche juntos en la capital, a lo que accedió.

Cogimos el Ave juntos, en lo que al poco de arrancar el tren ya me pareció que podía haber sido un error: Tener a Fosca sentada a mi lado y no poder abrazarle y besarle, por discreción, me pareció algo cercano a la tortura. Y dios sabe lo mucho que disfruto de conversar con esta mujer!

Pero el viaje se me hizo cortísimo. Culpa de esto la tuvo la conversa estimulante, el vino tinto traído de una breve excursión al coche numero cuatro, y la visión de Fosca acariciada por la luz cálida del sol del atardecer, mientras desfilaba detrás de ella por la ventana el paisaje de medio país. Fue inolvidable, y dos horas pasaron en un abrir y cerrar de ojos.

Necesitado de una visita a los servicios, me levanté, arrancándome al encantamiento platónico, y con sorpresa me oí proponerle en voz baja reunirse conmigo allí al cabo de unos minutos. Fosca con media sonrisa aceptó.

Y mientras el AVE recorría a trescientos kilómetros por hora el ultimo tramo del recorrido Barcelona-Madrid, discretamente encerrados en el aseo de clase preferente hicimos el amor, hicimos un amor supersónico, con los espejos cristalinos del cubículo devolviéndonos nuestra imagen, ambos rojos de excitación y lujuria.

Nuestros gritos llegaron en el momento en que el tren empezaba a aminorar la marcha al alcanzar la periferia de la capital. Sudados y temblorosos, logramos volvernos a vestir y salir del servicio sin ser vistos, o esto creo.  A los pocos minutos, aún sudados y temblorosos, se paró el AVE y bajamos al andén de la estación de Atocha.

La capital nos esperaba tranquila, como impasible.  Ajenos al hormiguero de viajeros yendo y viniendo por la estación, nos sentamos en los bancos junto a las esculturas de cabeza de niños, cercanas a la cola del taxi. Necesitábamos recobrar fuerzas para lo que sería otra noche de pasión. Pero esto es otra historia.

http://www.forosx.com/escorts/in/barcelona/Fosca%20Bellpuig/fosca-pasion-alta-velocidad/2382

velaro ave 3

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